El sistema de yama y niyama, que simplemente llamaremos yamaniyama, constituye el fundamento sobre el cual se desarrolla la práctica del yoga. Todos los aspectos del árbol del yoga, desde el tronco y las ramas más gruesas, hasta la hoja más sutil, tendrán que estar constantemente impregnados de la linfa vital del yamaniyama, si no inevitablemente todo el árbol se secará y morirá. El yamaniyama no se ocupa de los defectos superficiales de la naturaleza humana, no quiere transformar al hombre en un sujeto social “bueno”, sumiso a estructuras morales o religiosas, sino que alcanza los estratos más profundos y densos de la naturaleza humana, y en su profundidad estructura el fundamento de la vida en el yoga.
Algunos traducen yama, como restricción o limitación y niyama como observancia o adhesión. En realidad, los yama alternan restricciones (Ahiṃsā, Asteya, Aparigraha) con adhesiones (Satya, Brahmacarya), y los niyama abren el camino de la práctica en la involución del hombre hacia el sí mismo representado por el corazón espiritual.
Otros autores hablan de moral para los yama, de ética para los niyama, aunque ambos términos se desarrollan en el ámbito de la filosofía helénica, cuya visión del hombre difiere bastante de la de Patañjali. La moral muda en el tiempo, y la ética también; sin embargo, aunque tanto los yama como los niyama tienen una carga ética y moral, su referencia es una especie de derecho natural y universal que ni el tiempo ni la historia pueden modificar. Es el derecho cósmico que reconoce a cada ser viviente la posibilidad de recorrer su camino de auto-conocimiento. No hay jueces ni juicio alguno en la aplicación del sistema yamaniyama: todo se basa en la única ley que el yoga reconoce como universal, la ley del karma: a cada acción corresponde una reacción.

We’ll begin today’s publication with a few thoughts about Patanjali’s Yoga Sutras.

This is more than just another commentary on the great master work of yoga. Instead it is the clear wish of the practitioners (Sadhakas) who meet at the Yogaia yoga studio in Barcelona to practice and create shangha from within the practice of Svadhyaya: the study of our being through the ancestral knowledge of our masters.


Determined in our desire to establish our roots in the tradition of yoga through our lineage, and aware of the temporary nature of our existence and knowledge, by studying the Sutras and the Gita we can unite an uninterrupeted line of sadhakas who for countless centuries have grown with yoga (and themselves created yoga), within a family that offers new and transformational energy to these great gems of knowledge.

On a weekly basis we meet to listen, reflect on and share the words of Patanjali, in a simple yet continual practice. We feel the need to share our thoughts; believing that in this way we can contribute to strengthen the bonds of the shanga, by gathering to read, reflect, meditate and contemplate the knowledge of yoga.

For each of these sessions in Yogaia we aim to finish with a few minutes of meditation. Meditational silence is essential when studying the written word. Silence allows us to rest the mind and soften the heart so that the wisdom of the masters can transform it.

The practice of Svadhyaya protects the sadhaka from their ego, and continuously transports them back to the almost hermetic essence of this ancient wisdom.

Kriya Yoga consists in the practice of Tapah, Svadhyaya and Ishvara Pranidhana

Sometimes we doubt whether we will have the strength and the discipline to keep up our practice, to walk straight in the hard path which is the life of a yogi. Kriya yoga is the action that removes that doubt. Kriya yoga is the action that transforms our lives in a ritual of service. Kriya yoga is the action that allows us to discover the vocation to purity that lies within every human heart. Kriya yoga is the door to the practice, the fundament, the root of any yoga action: Tapah, Svdhyaya, Ishvara Pranidhana.