Quedan atrás las navidades. Durante días, nos hemos movido entre el deseo de conservar las viejas tradiciones respetadas y a menudo nostálgicas, pero que a veces ya nos pesan un poco, y el renovado deseo de cambio para encontrar una identidad feliz en la que nos podamos reconocer. Como cada año, probablemente ha habido un poco demasiado de todo: demasiados mensajes llenos de buenos deseos que la tecnología nos hace llegar cada vez por más canales, demasiados compromisos, demasiadas compras, demasiado ruido, demasiado énfasis en el cambio de ciclo cuando un día lleva al otro y el paso de las estaciones se sucede imparable y tranquilo.
En medio de este 'demasiado' que parece inevitable y aceptado por todos sin remedio, el antiguo mensaje de amor que está en la raíz de las fiestas se esfuerza por llegar al corazón de todos y perdurar en él para siempre, mientras que el planeta llora para hacernos comprender que sufre y que nuestros 'demasiado de todo' ya le hacen un daño sin retorno. Grandes fiestas y un maestro, nuestro querido Andrei, que invitaba en su twitter a recibir el cambio de año desde el silencio de la meditación.
Ahora ya estamos a mediados de enero, renovando la ilusión por todo lo que hacemos, cayendo quizás de nuevo en el apego al deseo de nuevas posesiones un tanto superfluas sin darnos cuenta de ello, llenando de contenido los numerosos deseos de abundancia que nos han llegado, cargados de nuevas expectativas y buscando por todas partes la forma de poder decir que somos felices.
Aquí es a donde quería llegar, a la felicidad, esa palabra que hemos oído tanto estos últimos días, en boca de todos: unos para desearla a los amigos, otros para decir que la buscan, otros para pedir por favor, incluso a través de facebook, que alguien reconozca que no es feliz y lo diga públicamente.
Esta tan deseada felicidad que quizás tenemos bien cerca y no vemos.
Desde nuestras diferencias personales todos reconocemos la paz en el silencio, la bondad en la mirada serena, la alegría en la sonrisa sincera y en la risa grande, el amor en el calor de la familia, de la sangha, pero a pesar de todo, a menudo todavía creemos que la felicidad es una desconocida que debe estar un poco más allá de la próxima curva en la carretera y no llegamos a encontrarla.
Paz no es a caso felicidad? Si estoy en paz me siento feliz.
Haciendo uso de una antigua deformación profesional os diré que el diccionario define la felicidad como un sentimiento agradable de satisfacción y ausencia de sufrimiento o bien la liga a la obtención de un objetivo, y que la psicología positiva la considera el resultado de una suma de emociones y actividades positivas. ¡De definiciones encontraríamos muchas más! Ha sido y será un gran tema de la filosofía universal y la raíz del anhelo de los hombres de todos los tiempos.
Personalmente encuentro liberador pensar que la felicidad es más bien el resultado del auto- conocimiento que en el marco de la ciencia del yoga nos conduce hacia la auto-realización suprema del ser (suprema porque está más allá de cualquier identificación profesional, familiar, social, y un largo etc ... más adentro ... hacia el silencio del alma en unión completa) y que nos lleva de un lado a la aceptación de todo aquello que en nuestra realidad quizás no es agradable ni libre de sufrimiento pero sencillamente está y debemos convivir con ello -el dolor forma parte de la vida-, y del otro lado nos da calma y fuerza para poder crecer y modificar, si es necesario, o prescindir, aspectos sobrantes que sean fuente de dolor: nos invita a erradicar el miedo, a perdonar, a ser generosos y austeros.
Así, a partir este reconocimiento de nosotros mismos en un mar de aspectos positivos y otros no tan positivos, el yoga nos ayuda a construir una base de felicidad en el sentido amplio de paz con uno mismo y aceptación serena, e incluso alegre, aunque a veces los ojos lloren y sean expresión de intensas emociones.
Hoy he tenido la suerte de leer dos cosas bonitas que os comparto y que me han hecho pensar en lo que he escrito:
Epicuro, en la Carta a Meneceo, dice:
'Que nadie, por el hecho de ser joven, deje para más adelante la aspiración a la sabiduría, y que nadie, por ser viejo, se canse de aspirar a la sabiduría: para ocuparse de la salud del espíritu no es nunca demasiado tarde ni demasiado temprano. Decir que todavía no ha llegado la hora de aspirar a la sabiduría, o que la hora ya ha pasado, es como decir que todavía no ha venido, o que ya ha huido, la hora de ser feliz. '
La segunda la encontraréis en el Bhagavad Gita al comienzo del capítulo 16. Me ha recordado las enseñanzas que recibí en mi casa, cuando era una niña, sobre lo que hace que vivamos un cielo en este mundo y no un infierno.
Y aún otra lectura, la he buscado ahora al recordarla: un pequeño cuento de niños escrito por Paloma Zavala que comienza diciendo :
'Abre la ventana por la mañana, los rayos de sol te traen la felicidad.
Y, si quieres, la felicidad te acompañará todo el día.'
Y termina :
'Pero esta felicidad .... solamente la podremos sentir si somos auténticos.
Y ser auténtico significa seguir sólo el camino por donde nos lleve el corazón.'
Al igual que todos, convivo con pequeñas angustias y desilusiones cotidianas, con giros inesperados que traen sufrimiento... pero, quizás porque he tenido la suerte de aprenderlo de niña, puedo decir que soy una persona feliz.
Si no has tenido la suerte de recibir tempranamente las herramientas necesarias para construir tu base de felicidad sobre la que ver pasar los movimientos de la vida -en todas las vidas hay sufrimiento y dolor-, quizás puedas encontrar en el yoga, ahora en la edad adulta, las enseñanzas que te permitan tener paz, silencio, y responder sencillamente que sí cuando alguien te pregunte si eres feliz.
He releído el texto antes de publicarlo y también me he paseado un momento por esa red que nos tiene un poco demasiado atrapados todos: 'Casualidad' o sincronicidad? en el twitter de Andrei decía:
'La felicidad no es un estado de la mente. Es el estado más natural del espíritu . Experimenta la vida del espíritu. ¡Permanece siempre feliz!'
Om shanti shanti shanti
Paz en ti, con los otros y con el mundo
Però, no he arribat a saber si. tu ets feliç?
Hola Sergi, I tant que sí en el text ho diu. :-) "puc dir que sóc una persona feliç"