La palabra satya tiene su origen en el sánscrito (सतय satya) y significa 'verdad, veracidad, exactitud'. Según el vedanta y el yoga es la segunda de las cinco restricciones o yama.
Cuando el sadhaka está firmemente establecido en la práctica de la verdad, sus palabras se tornan tan potentes que todo lo que dice se realiza.
Y.S. II 36¹
La veracidad consiste en pensar y hablar según lo que hemos visto, lo que hemos inferido o lo que hemos escuchado de una fuente fidedigna; ademas la veracidad exige que lo que se diga no sólo no sea falso, sino que tampoco puede ser equívoco o irrelevante, por otra parte, la verdad dicha con la intención de perjudicar al otro no puede ser considerada como verdad, sino como una caricatura de la verdad que tiene consecuencias funestas para quien la dice, en consecuencia, hay que reflexionar bien antes de decir una verdad y tener en cuenta que sea realmente beneficiosa para todos los seres.
Vyasa Bhasya II.30, el comentario más antiguo sobre los Yoga Sutras de Patañjali²
Es fácil vivir conforme a la verdad dentro de nuestra sociedad? Parece ser que no, no lo es.
En nuestro mundo la mentira está del todo instalada, se la justifica e incluso se la respeta, no hay que buscar ningún ejemplo para ilustrar esta afirmación, seguro que tenemos muchos cada uno de nosotros.
Cuando nos iniciamos en el yoga solemos poner muchas esperanzas de cambio en la práctica de las asanas y del
pranayama, en la concentración y en la meditación. Trabajar el cuerpo, respirar de forma consciente y enfocar la mente son herramientas poderosas que aplicadas con conciencia dentro de nuestras vidas, a menudo demasiado ajetreadas, nos reportan unos beneficios casi inesperados: nos sentimos más fuertes, más elásticos, más contentos, más tranquilos. Quizá con algunas dificultades que van desapareciendo a medida que avanzamos en la práctica, yoga nos ofrece un abanico de mejoras que no nos esperábamos de buen comienzo.
Ahora bien, yoga se fundamenta en una base ética que no podemos obviar: el primer yama,
ahimsa --no violencia--, el segundo satya --veracidad-- y sin ellos nuestro crecimiento personal quedará cojo.
Podemos imaginar cómo mejoraría nuestra vida si además de practicar yoga desde las asanas nos instalásemos verdaderamente en la práctica de
ahimsa y de satya? Si incluso practicásemos desde una honestidad total con nosotros mismos?
Quizás ello nos obligaría a ir un poco contra corriente, no es nada fácil, claro que no! Pero si lo tuviéramos siempre presente, poco a poco el cambio de actitud iría ganando terreno, sin duda. Dejaríamos a un lado la costumbre de decir pequeñas mentiras a los demás y de engañarnos a nosotros mismos, evitaríamos decir cosas que a pesar de ser auténticas pudieran herir sin necesidad y nos volveríamos más amorosos, más cuidadosos, más empáticos y ecuánimes. Las personas profundamente buenas no tienen necesidad de decir cosas que no son, no les hace falta, están en paz.
Os ha pasado alguna vez que apenas al salir de una sesión de yoga alguien se ha dirigido a vosotros con inquietud y le habéis respondido también con una actitud agresiva? ¿Qué ha pasado entonces con las sensaciones que os había dejado el yoga? Se han esfumado como el incienso que quema, quizás? La falta de
ahimsa suele ser bastante evidente, la falta de satya, en cambio, es quizás un poco más sutil.
Os ha pasado alguna vez que después de una sesión de yoga habéis respondido a alguien con una explicación innecesaria casi sin pensarlo cuando perfectamente era posible responder con sinceridad o sencillamente no era necesario decir nada? ¿Qué ha pasado entonces con las sensaciones que os había dejado el yoga? Estamos tan arraigados en la costumbre de las pequeñas mentiras que quizá no ha pasado prácticamente nada. Ahora bien, de alguna forma íntima, esta mentira, por más piadosa que fuera, os ha dejado un leve regusto amargo, una casi imperceptible semilla de desasosiego.
Si queremos sentir verdaderamente la calma del yoga debemos vivir instalados en satya, en
ahimsa y en los demás yamas y niyamas.
Es difícil! Quizás sí! Pero lo podemos probar. Intentemos no alejarnos de la veracidad en ningún momento y nos daremos cuenta al hacerlo de cómo el hábito de decir cosas que no son exactamente verdad forma parte de nuestra vida cotidiana y la tergiversa sin necesidad.
Digámonos solamente verdades, seguro que seremos todos más felices, textos muy muy antiguos nos lo explican!
Utópico? Ya me lo diréis.
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ahimsa
http://yogasfera.com/blog/Ahimsa
[1]Luz sobre los Yoga Sutras de Patañjali · B.K.S. Iyengar · Kairós, 2003.
[2]Diccionari Sànscrit Català · Enciclopèdia Catalana 2005 · entrada satya · traducción al castellano para el presente artículo.