La palabra 'Surya' tiene su origen en el sánscrito y significa 'Sol' (सूर्य Sūrya), el 'que impulsa, que vivifica' o 'que se mueve' que 'corre ', el Sol como divinidad dadora de vida( 4 ). La palabra 'Namaskara', también del sánscrito, significa 'oración'.
“Tat savitur varenyam bhargo devasya dhimahi
dhiyo yo nah pracodayat
OM”
Meditamos el esplendor glorioso del divino Vivificador.
Que el ilumine nuestras mentes! ( 1 )
Rg Veda III, 62, 10
Así como el sol impulsa, se mueve y vivifica, la práctica de Surya Namaskara es tonificante y activadora, nos despierta y nos traslada de forma armónica y equilibrada por el camino de las posturas o asanas que acaban siendo lugares conocidos a los que llegar y de los que partir pausadamente, siguiendo un movimiento que recuerda las ancestrales
postraciones a la tierra y el devenir mismo del universo.
Surya Namaskara (saludo al Sol) constituye un conjunto de 12 asanas que se realizan encadenadas secuencialmente dibujando un vinyasa ( 5 ) que nos invita a mover el cuerpo de forma íntimamente ligada al ritmo y al movimiento mismo de la respiración (ascendente cuando inhalamos, descendente cuando exhalamos), mientras que la mente se funde también con este ritmo, lo acompaña y entra en concentración. Durante la secuencia cuerpo y mente trabajan juntos y buscan una unidad total de funcionamiento.
Aunque a menudo se piensa que es muy antigua ( 6 ), la sucesión de movimientos que se practica actualmente fue desarrollada en el S. XX cuando Bala Sahib diseñó (1929) una secuencia basada en el vyāya de los luchadores profesionales y la periodista británica Louise Morgan la redactó y la popularizó (1937). Surya Namaskara se difundió en Estados Unidos, llegó a Occidente y se hizo popular con variaciones de los movimientos principales. Los diferentes estilos de yoga que han evolucionado a partir del Hatha yoga, han dado forma a variaciones de Surya Namaskar, algunas de ellas suaves, otras intensas y retadoras.
La secuencia expuesta a continuación es la base de mi práctica habitual:
Surya Namaskara empieza en Tadasana (Tada, montaña), la primera postura de yoga. Es un momento para la introspección, la observación de la respiración y la correcta alineación del cuerpo. Un momento para encontrar estabilidad y firmeza, sentir los fundamentos y conectar con la intención de la práctica. De pie, la atención se mantiene en el fluir de la respiración para encontrar el ritmo interno que guiará toda la secuencia.
Una inhalación nos llevará a Urdhva Hastasana (Urdhva, ascendente; Hasta, mano), postura que inicia el movimiento elevando los brazos hacia el cielo de forma que constituye un estiramiento ascendente y requiere a la vez mantener un buen arraigo en el suelo sintiendo bien estables pero libres las plantas de los pies.
Una exhalación nos retornará de nuevo hacia la tierra en una profunda flexión hacia delante y nos hará entrar en Uttanasana (Ut, intenso, tan, estirar, extender, alargar), estirando ahora también toda la parte posterior de las piernas y la espalda, comprimiendo el abdomen y dando más libertad a la parte posterior de la caja torácica para realizar el movimiento de la respiración. Si lo necesitamos, flexionaremos un poco las rodillas.
Así como Uttanasana de alguna manera nos cierra sobre nosotros mismos, Ashva Sanchalanasana (Ashva, cavallo) vuelve a ser un gran paso de apertura acompañado de la inhalación, esta vez llevando la pierna derecha atrás manteniendo las manos en el suelo. Si es necesario, dejaremos que las caderas y la rodilla bajen, mientras abrimos el corazón hacia el cielo.
Con una retención del aire, llevaremos también la pierna izquierda atrás para encontrar Adho Mukho Dandasana (Adho, abajo, Mukha, cara, Danda, bastón), posición de plancha en la que el cuerpo adopta la forma de un bastón. Un instante para sentir la fuerza desde el centro y la integración antes de bajar de nuevo hacia la tierra.
Con la exhalación, flexionando los brazos junto al cuerpo, llegamos a Chaturanga Dandasana (chatur, cuatro; Anga, miembro; Danda, bastón)1, la fuerza en el centro se intensifica, la columna vertebral se estabiliza, piernas y brazos actúan juntos. Si no nos es posible bajar con el cuerpo recto, dejaremos primero las rodillas en el suelo y llevando en tronco ligeramente hacia adelante, flexionaremos igualmente los brazos cerca del cuerpo para acercar el pecho al suelo con la espalda recta.
Una nueva inhalación nos volverá a abrir esta vez en Bhujangasana (Bhuja, brazo o espalda, Anga, miembro; bhunga, serpiente · cobra). Una suave presión con las manos en el suelo nos ayuda a elevar el tronco y a extender la columna hacia arriba y ligeramente atrás mientras mantenemos el pubis en contacto con el suelo, los brazos tocando el tronco y las piernas activas, o bien subiremos a Urdha Mukho Svanasana (Urdhva, arriba, Mukha, cara, Shvana, perro) si estiramos los brazos y completamos la extensión de la columna.
Con la exhalación llegaremos a Adho Mukho Svanasana (Adho Mukha, boca abajo, Shvana, perro) levantando las caderas arriba y bien atrás para formar un placentero apoyo invertido sobre los brazos, con manos y pies en el suelo, mientras el cuerpo adopta la forma de un perro que estira la espalda, de una montaña o una 'V' invertida. Este es el único movimiento en el que el cuerpo se mueve hacia arriba en el espacio acompañado de una exhalación.
Al sentir la llegada de la inhalación daremos de nuevo un gran paso con la pierna derecha para dejar el pie entre las manos y entrar en Ashva Sanchalanasana, una suave retención del aire mientras adelantamos la pierna izquierda para exhalar en Uttanasana y salir de ella, al inhalar, elevándonos hacia el cielo en Urdhva Hastasana, dejando que la exhalación nos conduzca de regreso a Tadasana.
Para completar una vuelta entera de Surya Namaskara seguiremos la secuencia continua empezando de nuevo el vinyasa y dejando que los mismos movimientos nos conduzcan a Ashva Sanchalanasana donde entraremos esta vez abriéndonos atrás con la pierna izquierda. Seguiremos la secuencia, sin principio ni fin y la repetiremos tres, tal vez seis veces, las que nuestra intuición nos aconseje.
12 mantras pueden acompañar los 12 momentos de Surya Namaskara:
Om mitraya namah
Reverencia a aquel que es amado por todos.
Om ravaye namah
Reverencia a aquel que es la causa de los cambios.
Om suryaya namah
Reverencia a aquel que impulsa la actividad.
Om bhanave namah
Reverencia a aquel que difunde la luz.
Om khagaya namah
Reverencia a aquel que se mueve en el espacio.
Om pushne namah
Reverencia a aquel que nutre a todos los seres.
Om hiranyagarbhaya namah
Reverencia a aquel que contiene todas las cosas.
Om marichaye namah
Reverencia a aquel que posee rayos.
Om adityaya namah
Reverencia a aquel que es hijo de Aditi.
Om savitre namah
Reverencia a aquel que produce todas las cosas.
Om arkaya namah
Reverencia a aquel que es digno de ser adorado.
Om bhaskaraya namah
Reverencia a aquel que brilla.
Dibujando Surya Namaskara, cuerpo y mente se mueven de forma armoniosa y acompasada siguiendo el camino que lleva de una asana a la otra, sin distracción, sin interrupción y el practicante irá encontrando a la vez la calma mental y la vitalidad física, en el punto justo de equilibrio entre ambos, que lo preparan para avanzar en el camino de las asanas y para llegar al estado de concentración necesario que le abrirá las puertas de la meditación y de la paz completa del yoga.