Hace unos días me llegó la pregunta de un alumno de yoga sobre cómo debía cantar el OM, ello me sirvió de invitación para encontrar un punto en común entre mi pasión por el bel canto y el canto de mantras.
La voz es el instrumento musical más complejo y también el más antiguo de todos los que conocemos. Muchos cantantes profesionales de música clásica son expertos practicantes de yoga, la razón es muy simple: como el yoga, cantar es unión. Cuando cantamos intervienen innumerable cantidad de órganos, músculos, resonadores, huesos, aire, energía...
Un cantante de música clásica que canta con sus amplificadores naturales utiliza de forma consciente gran parte de la técnica de un experto practicante de yoga, desde el control del cierre energético y en este caso sutil de los tres bandhas principales: mula bandha, situado en el suelo pélvico, uddiyana bandha, situado justo por encima y por debajo del ombligo y jalandhara bandhasituado en la garganta, hasta la vibración del aire en la columna abriendo los siete chakras y prestando especial atención a: Swadistana en la base (controlando mejor la salida del aire de forma tranquila), Anahata en las cavidades óseas del pecho (aportando emoción y armónicos), Vishuddha en el cuello (manteniendo la voz joven y fresca), Ajna en los senos nasales y la cabeza (proyectando hacia delante el sonido con más armónicos) y Sahasrara por encima del velo del paladar (conectándonos con lo divino).
Un cantante domina el control del aire con la intervención de músculos como el diafragma y los músculos abdominales, el movimiento de las costillas y de la zona lumbar, de toda la caja del tórax, de la glotis , de la laringe y de la lengua, la articulación de la mandíbula y la flexibilidad en la curvatura del velo del paladar.
Pero cuando nos disponemos a cantar un mantra, todavía más importante que todos estos elementos que intervienen en la técnica es el trabajo energético sutil de la conciencia del yoga, que hace que la voz produzca esa magia que nos transmite emociones, arte y belleza.
Mantra significa “liberar la mente” con la intención de elevar la conciencia a un plano superior, OM es el sonido primigenio del universo y origen de todos los mantras, por eso un mantra va más allá que cualquier otro sonido y produce una vibración sonora curativa, energética, equilibradora y que en cada caso busca un efecto determinado en nuestro ser.
Tal vez la respuesta a la pregunta que se plantea al principio es tan simple como “ser yoga”. Si estamos en esa unión de cuerpo mente y espíritu, al cantar el OM o cualquier otro mantra obtendremos el resultado deseado, pues todo nuestro ser se alineará de la forma correcta para que la emisión sea la adecuada. Para conseguirlo debemos buscar esa sensación de unión y nunca intentar escuchar de forma narcisista el sonido que estamos emitiendo, no debemos buscar belleza en la voz, sólo naturalidad. Olvidemos el 'yo', seamos generosos con los que están cantando con nosotros y busquemos fundir nuestras voces en una sola.
Los mejores momentos que he vivido como cantante profesional han tenido mucho en común con esa experiencia altruista. Cuando el ego desaparece y te conviertes en un instrumento a través del que se transmite esa música que nos conecta con lo divino y con el todo, sientes entonces como tu espíritu, tu cuerpo y tu mente se unen y crean un resultado mágico que llena todo de serenidad, amor y generosidad.
Así que os invito a vivir esa experiencia; sentaros cómodamente con las piernas cruzadas o en medio loto, observad vuestra respiración abdominal, alinead vuestra columna desde el primer al séptimo chakra, prestando especial atención al enraizamiento que produce el cierre energético de mula bandha. Concentraros en el segundo chakra Swadistana y en uddiyana banda para controlar mejor el movimiento muscular del diafragma y así la salida del aire, abrid Anahata, el cuarto chakra en el pecho.
Liberad el cierre energético de Jalandara banda y dejad pasar la vibración del sonido a través de Vishuddha en la garganta para que el sonido fluya con sinceridad y naturalidad y pueda crear ese sello energético que llega al resto de centros tanto físicos, mentales como espirituales.
Imaginad como se abre Ajna chakra para poder proyectar el sonido, igual que en un asana de equilibrio proyectando la mirada a ese dristhi frente al tercer ojo y aprovechando las cavidades óseas de la cabeza como resonadores.
Respirad pausadamente y al emitir el sonido AUM (OM) intentad controlar sin brusquedad la salida del aire a través del diafragma, de los músculos abdominales, del movimiento suave de presión lateral de las costillas, manteniendo siempre el pecho abierto y el paso del aire por la laringe sin roces en las cuerdas y por último haced que el aire vibre con todas las cavidades óseas de la cabeza, columna y pecho, extendiéndose por todo el cuerpo en una única vibración de OM.
Si toda esta explicación te parece demasiado técnica, piensa sólo en dejarte llevar por el sentimiento de unión del yoga y en lo que decíamos al principio: alineación de la columna y de todos los chakras y concentra tu atención en el bajo vientre, con una ligera presión deja que el aire salga suavemente, abre el pecho, relaja la garganta, la mandíbula y lengua y deja que el aire choque con las cavidades óseas de la cabeza, proyecta el sonido hacia fuera de tu cuerpo imaginando que suena fuera de ti y siente la plenitud a través de la vibración del aire y de todo tu ser, seguro que el resultado te sorprenderá y recuerda: “lo más bonito de la voz es que tú eres el instrumento”.
Joan Gimeno, barítono
"Lo más bonito de la voz es que tú eres el instrumento", al igual que el cuerpo para el yoga. totalmente de acuerdo con tu artículo Joan Manuel, aunque sin ser practicante -muy a mi pesar- Especialmente, cuando dices que es necesario abandonar el Ego. Tu paseo físico-espiritual por los chakras para cantar me ha planteando esta pregunta: ¿Por qué construir templos para los dioses si, tal vez, el verdadero templo está dentro de nosotros mismos?